„Sie mögen einen von uns töten, aber tausend andere werden geboren werden.“

Dez 17, 2018

Von Jonas Rüger, Comundo

Nachruf auf Edwin Dagua Ipia (weiter unten auf Spanisch)

Mit gerade einmal 27 Jahren wurde Edwin Dagua Ipia 2017 zum Sa´t we´sx der indigenen Gemeinde von Huellas Caloto im Südwesten Kolumbiens bestimmt. Als einer der jüngsten dieser basisdemokratisch gewählten traditionellen Autoritäten des Nasa-Volkes setzte er sich unermüdlich für die Verteidigung und die Ausweitung der indigenen Selbstverwaltung ein. Schon seit der Schulzeit ermutigte und unterstützte er andere Jugendliche, sich ebenfalls in diesem Prozess zu engagieren und mehr Beteiligungsmöglichkeiten einzufordern. Vor allem für die autonome und zweisprachige Bildung in Spanisch und den indigenen Muttersprachen als Werkzeug für den Widerstand und das Überleben der indigenen Völker machte er sich immer wieder stark. In Landkonflikten mit den Großgrundbesitzern, die in seiner Heimat im Norden des Departements Cauca tausende von Hektar große Zuckerrohrplantagen kontrollieren, während die meisten Familien nicht einmal die vier, fünf oder sechs Hektar haben, die es für ein Leben in Würde braucht, stand er stets an vorderster Front.

Seinen 29. Geburtstag wird er nicht mehr erleben. Am Freitag, den 7. Dezember 2018, lauerten zwei Bewaffnete ihm auf dem Rückweg von einer Gemeindeversammlung auf einer entlegenen Landstraße auf und richteten ihn mit vier Schüssen hin. Edwin sagte stets: „Ich bin nur einer von vielen.“ Jetzt ist er einer von vielen, die wir vermissen.

Im Norden des Cauca hat der 2016 geschlossene Friedensvertrages zwischen der Regierung und den Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), der vormals größten Guerrillabewegung Kolumbiens, keinen Frieden gebracht. Im Gegenteil: Es kommt weiterhin regelmäßig zu bewaffneten Auseinandersetzungen zwischen unterschiedlichen Guerrillagruppen, Paramilitärs in Diensten von Großgrundbesitzern und Drogenkartellen, Polizei und Armee. Bedrohungen und Anschläge auf MenschenrechtsverteidigerInnen, VertreterInnen von indigenen, afrokolumbianischen und Kleinbauern-Gemeinden sowie die Zwangsrekrutierung von Jugendlichen haben in den vergangenen zwei Jahren sogar zugenommen, bis auf ein Niveau, dass sich nur noch als humanitäre Krise beschreiben lässt. „Der Krieg gegen die indigenen Völker und ihre Selbstorganisation geht weiter, seine Nutznießer und Antreiber bleiben unbestraft und im Dunkeln“, stellt eine Pressemitteilung anlässlich Edwins Ermordung fest.

Nur drei Tage vor seinem Tod wurde ein Dokumentarfilm über diese Situation veröffentlicht, für den auch Edwin ausführlich interviewt wurde. Im Rückblick erhalten seine Worte einen beunruhigend prophetischen Klang: „Wir werden nicht in Angst erstarren. Die Botschaft ist klar und einfach: Wir werden Widerstand leisten gegen diejenigen, die uns und unserem Territorium Schaden zufügen wollen. Das ist immer unser Motto gewesen: Sie mögen einen von uns töten, aber tausend andere werden geboren werden.“

Eine Freundin schrieb am Tag nach seiner Ermordung auf Facebook: „Und wer ist Edwin? Er ist ein junger Nasa. Er mag es, die Menschen um ihn zum Lachen zu bringen. Er trinkt auch gerne mal einen Schnaps und liebt Hühnersuppe. Er trägt Kraft in seinen Händen und seinen Worten. Er schweigt nicht im Angesicht von Ungerechtigkeiten, und wird auch niemals schweigen.“

Möge sein Mut uns bewegen, mutiger zu sein.

Video von Edwins Beerdigung: https://www.youtube.com/watch?v=F1gan2DCqy8

Doku „La era del posconflicto, la era de sangre“ („Postkonfliktzeit, blutige Zeit“, veröffentlicht am 4.12.2018): https://www.youtube.com/watch?v=MZTppGC52rE

„Matarán a uno, pero miles nacerán.“
En memoría Edwin Dagua Ipia

Con apenas 27 años, en el 2017 Edwin Dagua Ipia fue eligido como Sa´t we´sx del Resguardo de Huellas Caloto, en el suroccidente colombiano. Como uno de los más jóvenes de esas autoridades tradicionales del pueblo Nasa, nombrados de forma democrática por la comunidad misma, luchaba incansablemente para proteger y fortalecer la autonomía de los pueblos originarios. Ya desde que era estudiante de colegio apoyaba y motivaba otros jóvenes de involucrarse en este proceso y reivindicar más oportunidades de participación. Respaldaba a la educación autónoma y bilingüe en español y las lenguas originarias como una herramienta para la resistencia y pervivencia de los pueblos. Siempre estaba al frente en los enfrentamientos por liberaciones de la madre tierra con los latifundistas que en su tierra natal en el norte del Cauca controlan plantaciones de miles de hectáreas de caña, mientras que la mayoría de la familias ni siquiera disponen de los cuatro, cinco o seis hectáreas que se necesitan para una vida en dignidad.

No va a cumplir los 29. El viernes, 7 de diciembre del 2018, dos armados lo emboscaron en la carretera cuando regresaba de una asamblea comunitaria y lo ejecutaron con cuatro tiros. Edwin siempre decía: “Yo soy un pinche comunero.” Ahora es uno más que echamos de menos.

Al norte de Cauca, el acuerdo de paz firmado entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), anteriormente el movimiento guerrillero más grande del país, y el gobierno nacional no ha traído paz. Todo lo contrario: enfrentamientos entre diferentes grupos guerrilleros, paramilitares al servicio de latifundistas y narcotraficantes, la policía y el ejército nacional son parte de la cotidianidad. Las amenazas y atentados en contra de defensores de los derechos humanos, autoridades y comuneros indígenas, campesinos y afrocolombianos han estado en constante aumento en los últimos dos años, hasta llegar a un nivel que solamente se puedo describir como crítico. “La guerra contra los pueblos y procesos continúa y […] tiene beneficiarios y promotores que permanecen en su mayor parte encubiertos e impunes”, constata un comunicado publicado por la autoridad tradicional del territorio ancestral de Pioyá, en ocasión del asesinato de Edwin.

Apenas tres días antes de su muerte se publicó un documental sobre esa situación, para el cual se hizo una entrevista extensa a Edwin. En retrospectiva sus palabras adquieren un son profético inquietante: “El mensaje, claro es, y contundente: Vamos a arreciar contra los que vengan a hacernos daño en el territorio. […] Que no nos de miedo. Siempre ha sido el lema de nosotros: Nos matarán a uno, pero nacerán miles.”

El día después de su asesinato escribe una amiga: “Y quien es Edwin? Es un Nasa muy joven. Le gusta hacer reír a quienes lo rodean, es muy enamoradizo de las mujeres y la comunidad. Le encanta el guarapo, el chirrincho y esta ansioso por un caldo de gallo. Lo mas bonito que tiene este Nasa es que siempre lleva en alto la chonta, tiene fuerza en las manos y la palabra. Tampoco se calla ante las injusticias y por lo visto, nunca lo hará.“

Que su valentía nos inspire a ser más valientes.

Siembra de Edwin Dagua: https://www.youtube.com/watch?v=F1gan2DCqy8

Documental „La era del posconflicto, la era de sangre“: https://www.youtube.com/watch?v=MZTppGC52rE